En mayo de 2017, Marcel les pidió a sus hijos que lo llevaran a escalar el Miroir, la única losa de piedra caliza grande en Los Alpes. Sus hijos no sabían qué decirle sobre esta ruta. Él ya lo había escalado más de 200 veces y fue donde les llevó en 1968 cuando empezaron a escalar. Pensaban que ahora, a su edad, apenas tenía un 10% de probabilidades de llegar… pero ¿cómo podrían transmitirle eso?
Finalmente, acordaron que tendría que hacer un entrenamiento especial antes de pensar en el Miroir, que incluía rutas de varios largos en rocódromos de V grado, varias duras caminatas para cardio y algunas rutas de senderismo como Gais Alpins, la cual requiere mucha vigilancia, destreza y precaución. Entrenamiento que pensaban que no lograría, pero estaban equivocados, pues lo clavó.
Para administrar la energía de Marcel, el lunes 21 de agosto de 2017, hicieron una aproximación suave, dejando el Solalex justo encima del Bex, a 1.469 metros, por el empinado sendero de la montaña, y establecieron un vivac cerca del pie del Miroir.
Esta combinación es la mejor manera de asegurar adecuadamente al segundo escalador en esta pared, que requiere 12 pasos en grados hasta 5b+. Las rutas clásicas del Miroir d’Argentine están equipadas con anclajes en las reuniones y 3 ó 4 anclajes por paso, en la ruta se necesitan seguros adicionales.
El 22 de agosto, Marcel estaba en buena forma; su progreso fue lento pero seguro. Sabía que estaba escalando con un equipo confiable y eficiente, listo para intervenir en cualquier momento. Marcel llegó a la cumbre a las 3:15 p.m. Todos estaban encantados e inmensamente aliviados porque no estaban seguros de si tendría éxito, incluso hasta el último minuto. A partir de ahí, Marcel tuvo que hacer la parte más difícil, seguir la cresta aérea (difícil a pesar de su grado II) y luego subir un pedregal marcado por un corto pasaje de escalada para llegar a la «Haute Corde», a 2.325 m, y el camino de descenso. Después de detenerse un par de veces y progresar cada vez más lentamente, finalmente llegó bajó la «Haute Corde», donde Jérémy Péclard (piloto profesional de parapente) estaba listo y esperando un vuelo en tándem a las 6:30 p.m. Todo terminó siendo un éxito poco después cuando aterrizaron en Solalex.